Diario de una Marketera: Yo no soy lo que ven tus ojos
Diario de una Marketera
9 Febrero, 2018En el diario de una Marketera no todo es fácilmente visible, muchas veces las personas tendrán que detenerse para poder leernos el corazón. Yo no soy lo que ven tus ojos, así comienzo este post y lo termino con un eco, el más profundo de una sonrisa.
Soy Alexandra Montoya Vega, tengo 34 años y soy Licenciada en Marketing de la UPC. Como profesional tengo metas, como mujer también. Recuerdo que desde niña tenía en cuenta que algo más haría en la vida aparte de ser profesional. Me gustaba escuchar y aconsejar, me gustaba ver los resultados de mis consejos aunque claro, no los aplicaba en mí, y eso era decepcionante.
Cuando era muy pequeña tenía la costumbre de – como muchas de nosotras – entaconarme con la colección de zapatos de mi madre, me maquillaba con sus rubores, sombras y coloretes de mil colores jajaja! Qué épocas! Me gustaba ver a mi madre cuando se maquillaba, era tan relajante y hermoso! “Cuando sea grande quiero ser como ella, así de bonita como mi mamá” y aprendí que lo más hermoso está en nuestras acciones y que el maquillaje sólo complementa, de cierto modo, esa belleza, la exterioriza, le da un cuerpo elegante y sutil al alma.
Pero claro, pasaron muchas cosas durante mi niñez, adolescencia y juventud (época actual), muchas de ellas hermosas pero otras no precisamente positivas, desde mi punto de vista en aquel entonces, valga decir que la pasé muy mal por diferentes motivos que te iré contando poco a poco en este espacio, en las próximas entradas.
El diario de una Marketera encierra alegrías, nostalgias, aventuras y desaventuras que nos han llevado a ser quienes somos, a complementarnos, a empoderarnos. Este diario contiene logros, risas, llantos, incertidumbres, desesperación. De todo ese mar de emociones se abrió camino el empoderamiento, ese que te hace sentir fuerte, el que aprendió y sigue aprendiendo, ese que se cayó y se levantó no una sino muchas veces para seguir creciendo. Ese empoderamiento tiene una historia detrás, ese empoderamiento encierra un sinfín de situaciones que le dieron origen, sentido y va rumbo a un final, digamos que feliz.
Este empoderamiento, el cual poseo ahora, no apareció apenas vine al mundo pero mis padres me dieron las armas iniciales para conocerlo. Sin embargo, no sólo ellos se encargaron de cuidarme y amarme, aconsejarme y hacer de mí quien soy, también la vida misma se puso al brinco para poner gente linda en mi camino. Aunque claro, obviamente también, muchas de las armas que recogí en este recorrido las tomé y aprendí tras conocer a muchas personas innombrables, para efectos del caso, personas que sólo vieron con sus ojos lo externo mas no fueron capaces de leer el interior.
El empoderamiento se basa fundamentalmente en el fortalecimiento de nuestra confianza, visión y protagonismo para impulsar cambios positivos en nuestro interior y transmitirlos al exterior. Fue mucho el tiempo que tardé en descubrirlo y trabajar en mí, desde adentro para poder emitir y transmitir los mejores mensajes.
Todo ese mar de emociones y situaciones, junto con el poder y gracia de Dios, me enseñó que la vida es más que jugarla y que con el pasar del tiempo, pese a todo, una sonrisa jamás debe morir así como jamás deben morir nuestros ideales, nuestros valores y nuestro amor propio.
En mi mente guardo los recuerdos de mi padres, quienes hasta ahora me siguen llenando de emociones (en sus distintos modos jaja), y en el cofrecito de mi alma todo su incondicional amor.
Recuerda, no somos lo que las personas ven con sus ojos pues los ojos no pueden ver el alma, pero sí somos lo que la gente siente cuando escucha nuestro nombre y así, por arte de magia, aparece en sus rostros una linda sonrisa.
Yo no soy lo que ven tus ojos. Diario de una Marketera (Alexandra Montoya Vega)
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